Limpia primero todas las superficies (y luego el piso). El primer consejo para limpiar el dormitorio y el salón es limpiar primero todas las superficies (barandillas, cabecero, mesas, mesitas de noche, etc.). Así, el polvo se acumula todo en el suelo y luego solo hay que barrer y aspirar.
Quita el polvo de las alfombras. Por lo general, tenemos alfombras tanto en el dormitorio como en la sala de estar, pero no siempre les prestamos atención. Las alfombras deben desempolvarse todas las semanas, aspirarse y, al menos dos veces al año, limpiarse profesionalmente para sacar los ácaros.
No te olvides del polvo en las lámparas, debajo de la cama y en las cortinas. El salón y el dormitorio son los dos compartimentos de la casa donde más tiempo pasamos. Por eso, no te olvides de quitar el polvo en las zonas que a veces se nos escapan, como lámparas, debajo de la cama, cortinas (que también acumulan polvo), etc.
Limpiar el colchón y los sofás. Además de quitar el polvo en áreas difíciles, también debes limpiar los colchones y sofás para evitar la acumulación de ácaros. De lo contrario, respirarás ácaros durante la noche. Te recomendamos hacer una limpieza a fondo o buscar una limpieza específica.
Utiliza productos aptos para el suelo, sobre todo si no dejas los zapatos en la puerta. Si no dejas tus zapatos en la entrada de la casa, es probable que se acumulen impurezas y el piso se raye con mayor facilidad. Aspira bien y usa un producto de limpieza de madera. De vez en cuando puedes barnizar el suelo o añadir un producto para devolverle el brillo.
Compra productos para eliminar las manchas de animales. Si tienes mascotas, limpia un limpiador de manchas de animales y limpia sofás y alfombras prácticamente secos. ¡Cuanto más rápido actúes, mejor!
Contrata a un profesional de limpieza. Busca limpieza del hogar o una limpieza general cerca de ti para libertar tiempo y mantener tu hogar siempre brillante.
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