Hay varios factores importantes para una buena condición física. Sin embargo, hay dos que resultan especialmente determinantes: la nutrición y la actividad física.
La energía que tienes disponible para tu vida diaria proviene de las calorías y los alimentos que consumes. Los carbohidratos son la principal fuente de energía y los lípidos influyen mucho en su absorción. Además, tienden a acumularse en determinadas zonas del cuerpo.
En lugar de tratar de adivinar cómo tu dieta afecta tu cuerpo o qué debes comer para prevenir la acumulación de grasas, consulta a un experto. Busca un nutricionista en Oporto o un nutricionista en Lisboa y empieza a hacer un plan adecuado a tu biotipo, tu estilo de vida y el tipo de ejercicio físico que haces habitualmente.
El otro factor es la actividad física o el “acondicionamiento de la motricidad”. Es necesario hacer ejercicio con regularidad para aumentar 5 características: resistencia cardiorrespiratoria, resistencia física, fuerza, flexibilidad y agilidad. Todas estas características están condicionadas por nuestra genética y factores individuales.
A esto se suman las “habilidades motoras coordinadoras”, que incluyen la capacidad de diferenciación, equilibrio, orientación, ritmo, reacción, cambio, adaptación, regulación y aprendizaje motor. Estas habilidades influyen, entre otras cosas, en tu capacidad para aprender nuevos ejercicios y en tu rendimiento en determinados deportes.
Busca el apoyo de un entrenador personal en Madrid y un nutricionista en Madrid, puede alinear los dos factores y lograr la mejor condición física posible. Solo recuerda que, en ambos casos, debes ser constante en tus esfuerzos y no hacer demasiados “días de trampas”.
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