Todos necesitamos de una buena noche de sueño. Sin embargo, muchas personas sufren de insomnio, noches en vela pensando en lo que les preocupa y pensamientos intrusivos. Si te identificas con estos problemas que no te dejan dormir, es posible que sufras de ansiedad nocturna.
¿Qué es la ansiedad nocturna?
La ansiedad nocturna se caracteriza por preocupaciones, pensamientos negativos y una constante sensación de miedo antes de dormirse. La tensión se va acumulando a lo largo del día y, por la noche, cuando debía descansar, la persona no puede calmarse, desconectarse y dormir.
La subida del cortisol hace que la miente de quienes sufren de ansiedad nocturna esté en alerta. Por lo tanto, provoca insomnio, necesidad de levantarse de madrugada (por ejemplo, para comer), jadeos, taquicardia, sudores nocturnos, temblores, dolor torácico, sensación de mucho frío o mucho calor y cansancio físico ( por falta de sueño).
¿Cuáles son las causas de la ansiedad nocturna?
La principal causa de la ansiedad nocturna es el estrés. El estrés aumenta nuestros niveles de cortisol, lo que deja al cuerpo en alerta máxima e incapaz de relajarse. Sin embargo, no es la única causa de la ansiedad nocturna. La ansiedad y el "sufrimiento por anticipado" también causan problemas para dormir.
Además, la falta de una rutina de sueño (dormir siempre a la misma hora, evitar la exposición a la luz azul antes de acostarse, evitar comer demasiado por la noche, no leer el correo electrónico después del trabajo, etc.) también puede afectar nuestra capacidad de conciliar el sueño fácilmente y descansar.
Por último, existen algunos trastornos psiquiátricos que pueden provocar ansiedad nocturna o manifestar síntomas similares.
¿Cómo tratar la ansiedad nocturna?
El tratamiento para la ansiedad nocturna depende de la causa. Es fundamental hablar con tu médico de familia o buscar un psicólogo para tener un apoyo profesional y poder superar esta fase. Encuentra aquí consultas de psicología en Madrid y consultas de psicología en Barcelona.
Además del tratamiento psicológico, se recomienda la práctica de ejercicio físico, la práctica de la meditación y, cuando esté justificado, la medicación recomendada por el psiquiatra.